En el siglo XV, el cabello era el principal diseminador entre las diferentes comunidades étnicas. Desde que florecieron las civilizaciones africanas, los peinados han sido utilizados para indicar el estado civil, edad, riqueza, religión, identidad étnica, riqueza, y rango dentro de sus pueblos.
Los miembros de la realeza a menudo llevaban peinados elaborados como un símbolo de su estatura. El cabello era visto como un símbolo de la fertilidad, ya que las trenzas largas, gruesas y el cabello limpio simbolizaban la capacidad de tener hijos sanos.
En algunas culturas el apellido de una persona pudo determinarse simplemente examinando el cabello porque cada clan tenía un peinado propio y único. Además, este también sirvió como indicador de la situación geográfica y orígen de una persona.
Por ejemplo, el pueblo Kurama de Nigeria, fue reconocido por su peinado único: una cabeza rapada con un solo mechón de cabello en la parte superior.
En el pueblo wolof cultura de Senegal, las jóvenes que no estaban en edad de casarse se afeitaron parcialmente sus cabezas para destacar su indisponibilidad para cortejar. Mientras que cuando una mujer recién enviudaba, prestaría poca atención, descuidaba y dejaba de atender su cabello durante su período de duelo, ya que no estaba destinada a verse hermosa ante otros hombres.
En los tiempos antiguos, si un hombre de la etnia Wolof llevaba el cabello en un peinado trenzado particular, significaba que se estaba preparando para ir a la guerra y que por tanto estaba dispuesto a morir. Así que este hombre le diría a su esposa que no debería peinarse porque en cuestión de horas podría quedar viuda.
Así es como nos encontramos ante una basta tradición de diferentes estilos de peinados que provienen de diversas civilizaciones africanas.
Referencia
Tharps, Lori L. y Byrd, Ayana D (2001). Hair Story: Untangling the Roots of Black Hair in America. Recuperado de https://bit.ly/2FOwx8L