El regreso a clases por lo general es un momento lleno de ilusión y entusiasmo. Nunca te esperas que cuando llegues al aula recibas insultos y te nieguen la entrada. Precisamente eso le ocurrió a unos estudiantes el día 4 de septiembre de 1957.
Elizabeth Eckford fue una, de un total de 9 estudiantes, que a sus 15 años de edad fue valiente y decidió asistir a una escuela de “blancos”. Esto a pesar de la oposición de la comunidad ya que para ese entonces las escuelas estaban segregadas por el color de la piel.
La segregación racial en las escuelas estaba prohibida por el Tribunal Supremo, pero las cosas no habían cambiado demasiado en el sur de los Estados Unidos. Aunque ya habían pasado 4 años desde que las escuelas segregadas habían sido prohibidas por ley, muchos ciudadanos racistas no deseaban que las cosas cambiaran.
Orval Faubus, Gobernador de Arkansas en aquella época, había dado la orden a la Guardia Nacional de evitar que los estudiantes de la comunidad negra se matricularan en el Central High School. Motivo por el cual, Elizabeth Eckford y sus ocho compañeros, fueron detenidos a las puertas del instituto por la Guardia Nacional de Arkansas.
Días más tarde el grupo intentaría asistir de nuevo siendo otra vez rechazados. Finalmente, el día 24 de septiembre de 1957 y sólo después de que el Presidente Eisenhower ordenara el envío de personal militar a la Armada Norteamericana escoltar a Elizabeth y sus compañeros; los Little Rock Nine pudieron acceder al Central High School.
Elizabeth Eckford y los otros estudiantes lograron acceso a la escuela solo cuando el Presidente Eisenhower envió personal militar a proteger a los estudiantes afrodescendientes.
Eckford se ve caminando sola porque los otros estudiantes negros llegaron a parte. La noche anterior habían acordado que todos iban a salir juntos de un punto en específico pero como Elizabeth Eckford no tenía teléfono no la pudieron contactar y ella llegó sola. Los otros estudiantes fueron Ernest Green, Terrence Roberts, Carlotta Walls LaNier, Jefferson Thomas, Minnijean Brown, Gloria Ray Karlmark, Thelma Mothershed, y Melba Pattillo.
A uno y otro lado del Park Street, muchos blancos vieron a Elizabeth caminar hacia el instituto. En segundos, una multitud avanzaba detrás de una Elizabeth temblorosa. Los soldados, en vez de protegerla, la enfrentaban al gentío. Frente al instituto, avanzó hacia un soldado que le bloqueó el paso con un fusil. Otros soldados le cortaron también el camino. En vano Elizabeth buscó eludirlos y siguió andando, con cada vez más blanc@s siguiéndola hostilmente. Todos gritaban. “¡Hay que lincharla!”, “¡no queremos putas negras en nuestro colegio!”, “¡vuélvete a casa, negrata!”. Ansiosa por dar con alguien amistoso, Elizabeth se giró hacia una anciana, que la escupió.
Tres adolescentes -estudiantes el colegio- la seguían, coreando. “¡No queremos integración!”. El rostro de una de ellas, Hazel Bryan Massery, irradiaba odio. “¡Que te vuelvas a tu casa, negrata!, decía Hazel. ¡Que te vuelvas a África!”. Will Counts, un fotógrafo del Arkansas Democrat, tomó la foto más famosa de su carrera en el instante en que Hazel gritaba: “África”. A su lado, otros blancos interpretaban sus pequeños roles en la imagen, pero “esa boca era la mía”, diría después una Hazel que, pese a su aspecto adulto, tenía solo 15 años.
La captura de la imagen histórica por Will Counts fue catalogada por la Prensa Asociada como una de las 100 fotos del Siglo 20.
En el instituto las cosas no fueron fáciles para Elizabeth. “Todo irá bien- dijo ella tras su primer día de clase-. La mayoría de los alumnos blancos son muy malos”. Pero 20 días después la realidad volvió a irrumpir. Primero, un golpe en la nuca con un lápiz; luego, una pedrada lanzada en la clase de gimnasia… Elizabeth sufrió enormemente. Era la más vulnerable de sus compañer@s negr@s y se había convertido en un símbolo: los segregacionistas creían que, si la echaban del instituto, los otros ocho estudiantes negros la seguirían. Con ella, todo el proyecto de integración racial caería. Elizabeth resistió.Eckford continuó perseverante. En 1958, se traslada a San Luis (Misuri) donde consigue la calificación necesaria para estudiar la carrera universitaria de Historia.
Tras la universidad, llega a ser la primera mujer afroamericana en Saint Louis que trabajaba en un banco en un puesto que no fuese de conserje.
Elizabeth volvió a Little Rock en los años 60 y trabajó en la escuela pública como profesora sustituta.
Hazel Bryan Massery más tarde solicitó disculpa a Eckford por sus acciones.
En 1996, siete de los Little Rock Nine, incluyendo a Elizabeth Eckford, aparecieron en el Show de Oprah Winfrey, donde tuvieron un encuentro cara a cara con algunos de los estudiantes blancos que apoyaban la segregación racial durante aquella época, así como con un estudiante blanco que los apoyó en toda su trayectoria anti-segregación.
Desde siempre nos han vendido una imagen de Estados Unidos algo distorsionada: Una nación libre, igual, y única. Puede que sí sea única, pero no es libre, y mucho menos igualitaria. Su historia está plagada de injusticias, de racismo y de abusos. Pero aquel día de septiembre de hace sesenta años algo pasó y todo el mundo posó sus ojos sobre los nueve estudiantes afroestadounidenses que habían intentado acceder al instituto Central High.
Sería aquella imagen, la de Elizabeth Eckford caminando sola y siendo increpada por los exaltados alumnos blancos del Central High, la que marcaría a toda una nación y la enfrentaría consigo misma. Estados Unidos no podía vanagloriarse de mediar en el extranjero contra el odio cuando en su propia nación muchos de sus ciudadanos eran perseguidos y discriminados simplemente por el color de su piel.
Aquellos nueve alumnos abrieron la veda de la igualdad pero pagando un alto precio a cambio: el acoso constante y el desprecio sistemático de sus compañeros blancos los marcaría profundamente para el resto de sus vidas. El sacrificio de estos nueve alumnos será siempre recordado.